Puede parecer poca cosa. Y añado que a veces abusamos del «relativizar» las cosas, pues carentes de importancia acabamos tomándolas…
¡Y por fuerza deben importarnos cosas! ¡Máxima conexión! ¡100% de potencia!
¡No es cosa menor! Entrar en una singular y fantástica tienda de artículos de ocasión (material escolar)… Coger aire muy fuerte, soltarlo plácidamente, y musitarle al comerciante (el pavo del estanco):
-Quiero 5 rotrings… (¡exijo 5 rotrings!)
-Dame más información al respecto, señor de la oscuridad (¿de qué tamaños quieres las puntas?)
-0.1, 0.2, 0.3, 0.4 y 0.5. (cómeme un huevo)
Es simplemente una sensación indescriptible. Has adquirido un material excepcional. Simple y extraordinario. Pequeño y gigante.
Ahora puedo sentarme delante de un inmaculado folio blanco con la mente más clara. Con el apoyo espiritual de esos 5 rotrings.
Saco el lápiz, imagino como destruyo el universo con un cabezazo e impregno el papel con ese ansia demoniaca.
Cuando algo me ha quedado con cierta dignidad me llega el gran pensamiento: ¡Esto merece un rotring! Y bienaventurado es el folio que recibe el suave y real trazo del rotring.

P.D. ¿Te pintamos?
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