Hoy es 1 de Agosto del año 2018…
Hace casi 9 meses que decidí salir de Tenerife.
No me arrepiento. Hasta entonces hice bastante formación y experimentación, pero no sentía que diera un paso realmente importante. Y de hecho no lo había dado. Algo vibraba en mí, y al mismo tiempo me estaba envenenando.
Ahora mismo tengo que salir en 15 minutos de casa y no sé que escribir al respecto. La prisa no es una buena acompañante de la autenticidad. No podría escribir con la fluidez necesaria si no tengo al menos un par de horas por delante. Pero sí puedo limitarme a describir lo que más a la vista tengo. Mis sentimientos actuales.
Así que, sin orden ni aparente sentido, uso esta entrada para iniciar Agosto con más firmeza, pero no más ansiedad. Hace unos días tuve algunas revelaciones, que me recordaron de lo qué se trata todo esto. De disfrutar. De no pensar excesivamente a largo plazo. De perderse en el «no hacer», de olvidarse de toda «obligación», pero cumpliendo con ellas.
¿Qué pretenden los gurús de la productividad?
Probablemente… Para fluir auténticamente… No debamos pensar en fluir de forma rígida.
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