LA GLORIA

publicado en: Uncategorized | 0

 

 

A mis 25 años, siento mucho recorrido, en mis carnes y en mi ser. Diría que he experimentado mucho, y he absorbido enseñanzas con todas esas experiencias.

 

Pues común me parece el individuo que experimenta todo tipo de vivencias pero no es consciente de ellas. No las valora y dignifica como merecen, sean tristes, o sean gloriosas.

Y de este parecer sonsaco otro. En realidad ninguna experiencia merece ser menospreciada únicamente como triste. Pues todo acontecimiento en esta vida es glorioso. Puede ser triste, pero también es glorioso. Puede ser «aburrido», pero también es glorioso. Mientras tú te aburres… no paran de suceder cosas impresionantes a tu alrededor. La vida está ahí, la creación continúa, la tierra gira, el conocimiento sigue acumulándose (quizá hasta el infinito, quizá hasta que reviente algo), y así con todo cuanto nos rodea.

 

¿Exagero? De ningún modo. ¿Qué beneficio aporta ser menos optimista que esto? Señores, estamos aquí para atestiguar la maravilla en la que nos encontramos. Si ahora mismo te encuentras deprimido, sal de tu casa, abraza un árbol y cántale una canción. Ámalo por tanto tiempo como sea necesario. En algún momento algo se abrirá en tu pecho. Y si no se abre, prueba con otro árbol. Pasea, respira, observa, sonríe. Aprecia.

 

No obstante, tampoco tratemos de trascender tanto que nos perdamos en un mundo en el que no hay seres humanos. Actualmente tengo la siguiente opinión:

 

Valora como se merece a toda esta increíble realidad en la que nos encontramos, pero no intentes comprenderla en todos sus recovecos.

 

Acéptala, ámala y fluye.

 

Y alguno que otro opinaría que uno no debe pensar tanto, no debe darle tantas vueltas. Y evidentemente yo no tengo la verdad absoluta. Desde sus perspectivas, sus lentes, puede ser la mejor opción. Pero… Este es mi espacio, y estoy aquí para mostraros mi verdad. ¿qué nos queda si no hacemos conscientes nuestros días? ¿Una existencia no vivida? ¿Una vida inconsciente?

 

Actualmente… es el convencimiento de la grandeza que alberga toda la existencia (aquí y en el infinito) lo que me impulsa a buscar esa absoluta y pura felicidad consciente. En mis peores momentos de la vida (donde tocamos ese fondo tan majo y presuntamente desagradable), los cuales gloriosamente me ayudaron a coger más y mejores perspectivas, había perdido casi toda esperanza. Me parecía ridículo tener cualquier creencia.

 

Actualmente creo firmemente que sí debemos tener un digno código de vida (unas creencias). Lo que resta por hacer es pulir ese código, no aferrarnos a él sin contemplar posibles mejoras… Pero también debemos honrar ese código, él y todo lo que nos rodea nos harán llevar unos días más plenos y llenos de significado.

 

A mis 25 años he comprendido una cosa, soy un obseso de la búsqueda del equilibrio. Y en esa obsesión se encuentra mi desequilibrio.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *