Toma acción con una ferocidad sutil
¿Por dónde empezar? ¿Dónde terminar? Estas son dos cuestiones importantes para mí, y las dejaré para el final de este artículo.
Soy Samuel Bajo Gómez. De madre vasca y padre vallisoletano, nací en Tenerife. Y en esta isla viví durante más de 20 años, tratando de honrar la vida.

FORMACIÓN
Considero que más de la mitad de mi formación, especialmente la que he llevado a la práctica, está lejos de los cursos y los títulos.
Sin embargo también entiendo la importancia de tener formación acreditada. Y eso es lo que voy a mostrar a continuación:
EXPERIENCIAS
Un repaso de algunas de mis principales experiencias en el mundo laboral, aunque a veces no está tan clara la línea que separa lo laboral de lo personal.
MI FILOSOFÍA DE VIDA
Parte esencial de la tarta. Y es que, aunque abogo por intentar verlo todo sencillo y simple (que no son sinónimos de fácil), no podemos olvidarnos de que ya no estamos en el siglo XX. Por aquel entonces mucha gente aceptaba lo que «tocaba hacer».
En esta época se antoja esencial observarnos sin complejos, y así poder plantearnos si estamos siendo congruentes con nosotros mismos.
Es nuestra responsabilidad que, más allá de lo que estemos haciendo, nos sintamos emocional y racionalmente libres.
¿Hablamos?
Mi CV descargable en PDF

Y llegados a este punto, puesto que son dos preguntas bastante trascendentes en mi vida, y dado que la manera en que las gestione determinarán mucho mi experiencia… ¡abordémoslas!:
¿Por dónde empezar? ¿Dónde terminar?
Empezar
Lo que está en el medio de un proyecto siempre es más fácil, una cuestión de tener cierto compromiso con la causa, y de aprovechar la inercia. Entonces. ¿Por dónde empezar? ¿Y por qué no empezar hoy?
Y es que está de moda el coaching, alertándonos del «no dejes para hoy lo que pudiste hacer hace dos millones de años». ¿O no era así el dicho?
A todo esto, es importante tener siempre algo presente: solo podemos hacer una cosa al mismo tiempo. Así que, evidentemente, no podemos empezar cualquier cosa sin meditarlo.
Ni «parálisis por análisis» ni «pollo sin cabeza». Empezar cosas con valentía no te otorga automáticamente un valor superior, y perseverar con el mismo trabajo durante años no te hace cobarde (de hecho es de valientes perseverar ante las adversidades). ¿Cuántos habrá que empiecen nuevos proyectos continuamente, pero con planificaciones irresponsables? ¿Y cuantas personas, como Rafael Nadal, han perseverado con lo mismo y son tan grandes?
Disfrutemos de los demás y de las pequeñas cosas. Y empecemos proyectos que siempre nos ilusionen.
Cuestiones como estas nos atormentan a muchos, y están muy bien gestionadas por algunos otros. A buenas preguntas, mejor confluencia con lo que nos rodea. Y aunque no hay respuestas únicas, en cualquier ámbito siempre encontraremos unos principios fundamentales.
Unos fundamentos que siempre aumentarán nuestro potencial.
Terminar
Es sensato concluir con lo que vamos haciendo o nos va sucediendo. Etapas de la vida, proyectos… Y pienso que es un error típico obsesionarse con empezar y con terminar, olvidándonos de las maravillas que nos brinda el camino. Debemos encontrar ese fascinante y revelador equilibrio entre perseguir el cielo y descansar sin que nos importe nada en absoluto.
A grandes rasgos, me interesa el crecimiento y la armonía. A menor escala lo mismo. Terminemos lo que toque -y eso significará que estamos siendo responsables con nosotros mismos y con los demás-, pero nada habrá realmente terminado.
¡Esto es una aventura!